Nota:
Si habéis llegado a este foro de la Onicofagia, uno de lo más importante de todo el mundo, es porque estáis dispuestos por fin a acabar con vuestra manía y sufrimiento. Espero que para muchos de vosotros sea el principio de una lucha sin cuartel
que debéis emprender a partir de ahora contra este terrible y fastidioso hábito que amarga vuestra vida.
En primer lugar vais a encontrar en estas paginas testimonios que os darán esperanza y confianza en vosotros mismos, porque sabréis que no estáis solos, y que no sois los únicos “Onicofagos” del mundo.
En esta Web os ofrecemos también toda la información y la ayuda que necesitéis para conocer mejor vuestro problema, así como todo lo que debéis saber sobre las uñas, como cuidarlas y la mejor forma de luchar con éxito para vencer este mal hábito.
Los mordiscos onicofagicos pueden causar muchas modificaciones en la placa ungueal. En la etiología ungueal implica forzosamente que la uña mordida, sea siempre empujada hacia el borde libre por el crecimiento de una nueva uña saliente,
y se admite que la placa ungueal afectada, va a desaparecer completamente durante esta progresión cuando nos cortamos la uña.
Pero puede suceder que una uña nueva frágil y blanda, no pueda disponer de la fuerza de crecimiento necesaria para desplazarse sobre una matriz dañada por los mordiscos. En el esfuerzo producido, la uña natural tiene tendencia a curvarse sobre sí misma, se encarna en el lecho ungueal,
y adopta la forma de estrías en abolladuras o depresiones llamadas líneas de Beau.
Cuando las anomalías son debidas a mordiscos onicofagicos, la aplicación de Podium Serum reparador de uñas es una respuesta muy apreciable para cuidados tópicos, ayudar a la regeneración rápida de la nueva uña saliente y sustituir en su totalidad la placa ungueal afectada.
Sin embargo, no os servirán de nada todos estos consejos, ayudas o cuidados sin poner de vuestra parte un mínimo esfuerzo de voluntad para dejar este hábito.
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Nombre: Aruf
País: habitante del mundo
Comentarios: Hola a todos, No se cuantas personas habrá en el mundo que se muerdan las uñas. Yo soy
una de ellas, y partiendo de esta manía querría explicarles como me
encuentro desde hace días. El impulso de auto deglutirse tiene orígenes
distintos en cada uno de sus practicantes, pero realmente, el por qué no
importa. Si no practica, imagínese las falanges superiores de los dedos
prácticamente desnudas de queratina, y los limites de lo que queda de
cada uña despellejados malamente, como por obra de un verdugo enfermo de
parkinson.
En la base de cada una de ellas, podemos contemplar (si nos acercamos lo
suficiente), pequeños pantanos de sangre coagulada que terminan
separándose de la piel con los días, que son avenidas de sequedad que
dejan tras de sí la renovación epidérmica.
En una fortuita conversación sobre el tema, alguien desconocido me hizo
saber que cuando la parte blanca de la uña; (es decir, aquella que crece
más allá de donde se extiende la carne, y así la sangre que la tiñe de
ese rojo cansado); crecía lo suficiente, roía con los incisivos uno de
los extremos hasta que podía agarrar con firmeza lo mordido, y podía
pasar entonces a tirar suavemente para que el resto del tejido fuera
separándose del cuerpo.
El caso es que eso funcionaba sólo en algunas ocasiones.
Las uñas de quien se las muerde son dadas a crecer débiles por la
descalcificación, y por muy constante que fuera la presión de la boca en
el dedo, y muy lento fuese el movimiento de separación, terminaban
quebrándose por mal sitio, teniendo que decidir entonces si empezar a
separar por el otro lado, corriendo el riesgo de aumentar el daño en la
uña, o tirar de ella hacia abajo, llevándonos también por delante una
sección de la capa superior de su superficie.
Esto impedía el crecimiento normal de la uña, produciendo en ella
encabalgamientos y valles de células muertas en toda su extensión. Dijo,
concluyendo, que si mirabas el destrozo de perfil, podías ver cualquier
forma que imaginases.
Todo este asunto de las uñas, y del como se las muerde la gente, es para
que se hagan una idea de, ya les dije, cual es mi estado de ánimo desde
hace días.
Después de una ducha, por ejemplo, la que se da uno antes de salir a
pasear, suele ser refrescante extenderse unos chorros de colonia por el
pecho, los brazos, y cualquier parte del cuerpo que imaginemos pueda
llegar a sudarnos mientras caminemos.
En el armario de mi cuarto de baño tengo un botecito de plástico blando
azul al que se le acopla un tapón giratorio que posee un orificio a
través del cual extraemos del interior, a base de bombear con la mano,
la colonia en finos chorros que suben por un tubo que comunica con el
tapón.
No se desde hace cuanto lo tengo, pero lo recuerdo desde antes de que me
mordiera las uñas, y ahí estuvo siempre, al fondo de la estantería
izquierda del armario. Como una cosa no quita la otra, bombeo un par de
veces en las manos, y después las aplico sobre la parte a refrescar, a
punto para dar friegas justo cuando la neurona lo ordene.
De cuando en vez se dan trágicas situaciones tales como que el liquido
alcohólico se escurra entre los dedos hasta llegar a las uñas, y es
entonces cuando se siente uno igual a como me siento yo desde hace días.
No es escozor, tampoco es dolor, es algo a lo que el ser humano no se ha
atrevido a dar nombre por lo mucho que conmociona aquella rebelión
nerviosa. El agua te quema, y no sirve apretar los dedos para disminuir el riego
sanguíneo. Aquello debe sufrirse de principio a fin, es algo a lo que
uno debe acostumbrarse mientras dure.
Si da el caso de que usted no ha caído en la manía de morderse las uñas,
podría intentar ponerse en el pellejo de un ama de casa con las manos
agrietadas por la rutina del detergente líquido y la fricción que
produce el palo de la escoba, o también puede imaginar que es usted un
pescador noruego recién estrenado en el oficio, un jovenzuelo al que le
envejecerán prematuramente las extremidades de tanto tirar todos los
días de cuerdas de cuatro cabos, o, si no consiguen imaginar todo esto,
imagínenme a mí, que además de morderme las uñas, veo como mis manos van
muriendo a cada palabra que tallo en el folio, pero..!ay, amigo, que
muerte tan dulce es la que sufren!.
Gracias por la atención!
Nombre: Manuel
País: Péru
Comentarios: Un saludo a todos,
me llamo Manuel, es redundante explicar lo a todos nosotros lo que nos pasa, y luego que nos terminamos de
comer las uñas empieza el sufrimiento, creadme lo sé y me pasa tanto eso. Pero encontré dos factores míos que me
ayudaron a dejar de comerme las uñas, mientras mas lo practico mas crecen, y me ponen contento. Me he dado cuenta
que usualmente me como las uñas cuando estoy aburrido viendo TV, a solas, etc. pero se hace frecuente cuando son
mis horas de comer, es decir a las 10am, 12-1pm, 4-6pm y 8-9pm aprox., yo corrijo esa costumbre comiendo algo antes
como un chicle o algo mas sabroso. Y la otra es cuando estamos nerviosos y en contra de nuestra voluntad los dedos
se van directamente a los dientes no?.. para contrarrestar eso es bueno tener en el bolsillo camotes fritos, a los que lo
han probando se parece mucho a las uñas, tengan en 2 porciones y así se evita que te miren mal los demás mientras
mas te dure la anticipación mas crece y mas te olvidas... sé que hay peros pero Uds. puedan encontrar mas como corregirlos..
Muchas suertes y sigan poniéndoles fza.
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